jueves, 23 de febrero de 2012

Hoy es el primer día del resto de tu vida.

Enseñar un idioma que has aprendido por inercia y de forma paulatina, como es una lengua materna no es fácil. Tus padres, sus amigos, tus amigos, tus profesores, el cartero, el panadero, el taxista, todo el mundo que te rodea se comunica en un mismo idioma las venticuatro horas del día, los siete días a la semana. Todo el mundo.
Llega un momento, al inicio de la vida, en que las miradas y los balbuceos simples no te permiten comunicarte de una forma efectiva y práctica. Cada vez entienden menos tus necesidades y apetencias, y tú, como dueño y señor de la vida de tus padres, eso no lo puedes permitir. Comienzas a fijarte en la forma de comunicación que utilizan tus progenitores y poco a poco les vas entendiendo, pudiendo pensar, incluso, con esos sonidos que tan cuidadosamente escogen.
Poco después, la sociedad pretende que aprendas otros sonidos, otras palabras y otro tipo de escritura. Quieren que aprendas otro idioma. Y no sólo eso, también se pretende que ese idioma nuevo que te hacen hablar, lo hables bien. Ahí es donde entra la asignatura de Español como Lengua No Materna, en hacer que una lengua que no es tu primera lengua, la aprendas tan bien como si lo fuera y con la misma soltura. Hacer que esa lengua sea la tuya también. Eso es lo que espero.