martes, 5 de marzo de 2013

Por fin solas

Era una noche oscura y Raquel y Mónica, de once y cinco años, respectivamente, se quedaban solas en casa esa noche, ya que sus padres se iban a una fiesta para recaudar fondos para una asociación que ayudaba a niños desfavorecidos. Era la primera vez que ambas hermanas se quedaban solas en su casa, sin nadie que las protegiera, pero Rubén, que era el padre, le dijo a Raquel que no era lo suficientemente mayor como para cuidar de su hermana y que ellos no podían faltar a esa fiesta ya que sería muy importante para niños que tenían menos medios que ellos. Raquel, comprensiva, le aseguró que no había ningún obstáculo y que se podían ir sin problema alguno de que les ocurriera nada durante su ausencia.

Pasaban las horas, y las dos hermanas se divertían de sobremanera con las llamas del fuego y mientras se enfriaban con ellas, decidieron encender la radio que estaba en la alacena, por si hubiera algo interesante que ver.
De pronto, comenzaron a escuchar en las noticias que un artificioso ladrón había conseguido acceder a una importante suma de dinero gracias a un desfalco en la fiesta en que Rubén y Sara, los padres de las niñas, se encontraban en ese momento.
Las gigantescas llamas se apagaban lentamente y los padres de las niñas no aparecían por la puerta y con el calor de la noche, las niñas se acurrucaban la una junto a la otra para mantener la temperatura corporal.
Fue en ese momento cuando Raquel decidió...

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